jueves, 23 de abril de 2015

¿HAY RAZONES PARA UN FERIADO?




En los últimos días ha corrido un fuerte rumor entre los ecuatorianos en el sentido de que el país estaría próximo a sufrir un “feriado bancario”, palabras estas que generan los más duros recuerdos, principalmente para los ecuatorianos que ya pasamos de los 30 años de edad. Hasta el momento la respuesta ha provenido de dos frentes: el gobierno y los analistas económicos, y en ambos casos el argumento ha sido más o menos este: “el sistema bancario del país se encuentra muy sólido y tiene suficiente liquidez, por lo tanto no hay razón para que se produzca el feriado.”
En mi humilde criterio, este argumento de analistas y autoridades (que ha sido tan difundido que él mismo podría haber generado un efecto de bola de nieve), proviene de un desacertado diagnóstico de lo que pudo haber causado el rumor inicial, pues seguramente ningún ecuatoriano considera que los bancos del país, pese al sinnúmero de medidas adoptadas en los últimos ocho años para afectarles, se encuentran en mala situación financiera, sino todo lo contrario. Por lo tanto, no se trata de que los depositantes creen que podría producirse el tan mentado feriado porque los bancos no tienen recursos para responder por sus obligaciones.
Si la hipótesis expuesta es correcta, nada se solucionará recitando los excelentes indicadores financieros de la banca, los que, de paso, casi nadie entiende.
Entonces ¿cuál es la lógica detrás de los rumores? Para orientarnos veamos algunas señales que hemos recibido los ecuatorianos en los últimos meses:
­          - En mayo de 2014 el Banco Central del Ecuador entregó parte sustancial de su oro monetario a Goldman Sachs en una operación swap
­          - En septiembre de 2014 entró en vigencia el Código Orgánico Monetario y Financiero, en el cual se incluyen algunas medidas que son bastante curiosas, por decir lo menos, en un país dolarizado, como por ejemplo:
               -  El Banco Central del Ecuador gestionará la liquidez mediante operaciones de cambios
               -  Suministrará los medios de pago para que el sistema económico opere con eficiencia
               -  Podrá también implementar instrumentos que tengan carácter monetario
               -  Emitirá dinero electrónico (sin que se establezca límite alguno)
               -  Desaparecen los cuatro sistemas del balance del Banco Central del Ecuador
               -  La Junta Monetaria y Financiera determinará los casos en que se deban vender          obligatoriamente las divisas al Banco Central del Ecuador
­          - A partir de octubre de 2014 el BCE ha venido otorgando crédito al Ministerio de Finanzas a través de la compra de títulos valores, operaciones que recién se hicieron de conocimiento público en semanas recientes
­          - A los pocos meses del inicio de la caída del precio del petróleo, el gobierno buscó proteger la balanza de pagos y las cuentas fiscales del país con una medida extremadamente fuerte: las sobretasas arancelarias
­          - En el mercado internacional el país demostró desesperación al haber aceptado pagar el 10,5% de interés para captar apenas 750 millones de dólares a 5 años plazo
­          - Hace pocos días se aprobó la ley mediante la cual el gobierno se libera de la obligación de aportar el valor equivalente al 40% de las jubilaciones del IESS
Todas estas medidas y decisiones han estado enmarcadas en un discurso que resuena permanentemente en nuestros oídos: denme moneda propia y les quito las salvaguardas.
Con los antecedentes reseñados, ¿no será que la gente piensa que puede haber la intención de quitarle sus dólares, al menos los que están depositados en los bancos? De ser esta la razón del nerviosismo, evidentemente resultará más efectivo y eficiente para acabar de raíz con los rumores, que la autoridad anuncie su compromiso de mantener el sistema cambiario de dolarización y que tome acciones inmediatas y concretas para corregir las curiosas medidas del Código Orgánico Monetario y Financiero que antes citamos. Todo ello para empezar el cambio profundo en el manejo económico, para hacerlo más acorde con el muy crítico entorno con el que seguramente lidiaremos en el futuro inmediato.

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